jueves, 29 de octubre de 2009


LAS LITERATURAS EN LA ANTIGÜEDAD
La cultura occidental a la que pertenecemos se ha ido formando a lo largo de los siglos y en ella han influido, en gran medida, las literaturas antiguas, especialmente la Biblia y las literaturas clásicas. Pero, antes de centrarnos en éstas es preciso hacer un breve recorrido por los textos literarios anteriores.
1. LA LITERATURA MESOPOTÁMICA
La literatura mesopotámica es la primera en aparecer. Surgida entre los ríos Tigris y Éufrates, es a la civilización sumeria a quien se debe la invención de la escritura a finales del cuarto milenio a.C. En un principio surgió como un sistema de pictogramas que se fue simplificando para dar lugar a formas más abstractas conocidas como escritura cuneiforme .
Tras la civilización sumeria, en la misma área geográfica se desarrollan la babilónica y la asiria, que siguen utilizando esta escritura, a pesar de no hablar la lengua sumeria, ya que el asirio y el babilónico son dialectos del acadio.
Los textos conservados de la época se clasifican en dos grupos:
- Obras de contenido científico, administrativo y jurídico, como el Código de Hammurabi.
- Obras de contenido literario, entre las que destacan el Poema de la Creación (relato del origen del mundo como batalla entre el caos y el orden) y, sobre todo, el Poema de Gilgamesh.
POEMA DE GILGAMESH
Aunque su origen es anterior, los primeros fragmentos conservados datan, aproximadamente, del 2000 a.C. y la copia más extensa se encuentra en doce tablillas de arcilla que se encontraron en la biblioteca del rey Asurbanipal.
El Poema plantea ya los grandes interrogantes que siempre han preocupado al hombre: el significado de la vida, el problema de la muerte, la inmortalidad y la resignación ante el destino... Su gran aportación es el conjunto de motivos temáticos que serán utilizados con posterioridad:
- Primera referencia a un diluvio que asola la tierra: el personaje de Utnapishtim es un precedente de Noé.
- La interactuación entre dioses y hombres, como ocurre en La Biblia, en la mitología gracorromana, en la literatura fantástica medieval-
- Gilgamesh, al igual que Hércules u otros héroes posteriores, debe afrontar una serie de pruebas.
- El motivo del viaje (y las aventuras) que lleva aGilgamesh a sumir su propia esencia lo vemos desde el Exodo y la Odisea hasta la actualidad.
- La idea de que el hombre es un “ser para la muerte” y que en ello reside su esencia la encontramos en la Edad Media, en el Barroco y, por supuesto, en toda la literatura existencial.
2. LA LITERATURA EGIPCIA
Los primeros textos conservados (en papiros o inscripciones funerarias) datan de 2700.C. aproximadamente. Su escritura, basada en el jeroglífico, fue descifrada cuando se descubrió la piedra Rosetta en 1799.
La obra más conocida es el Libro de los Muertos, amplia colección de textos de distintas épocas que contienen fórmulas mágicas, himnos y oraciones para guiar y proteger el alma durante el viaje a la región de los muertos.
3. LA LITERATURA INDIA
Las manifestaciones más antiguas de la literatura india se escribieron en sánscrito hacia el año 2500 a.C.
La primera obra de interés es el Mahabbarata, epopeya que con sus 200.000 versos se constituye en una de las obras más extensas conservadas. El Ramayana, obra del poeta Valmiki, es la segunda epopeya hindú; narra ésta las hazañas del rey Rama y contiene las enseñanzas de antiguos sabios hindúes.
Pero, el género hindú que más ha influido sobre las literaturas occidentales es el cuento. Abundan en esta literatura las colecciones de fábulas y relatos de temática variada, que suelen presentar un hilo conductor que unifica las historias. El más antiguo de estos fabularios es el Panchatantra, datado hacia el 350 a.C. Está formado por 70 cuentos, presentados como un libro doctrinal que un sabio hace leer a los hijos de un rey para instruirlos. Este libro disfrutó de una extraordinaria difusión: fue adaptado al persa y, posteriormente, traducido al árabe. De esta versión procede la traducción castellana medieval, el Calila e Dimma.
4. LA LITERATURA CHINA
La literatura china nace con posterioridad a la hindú y se enmarca en dos modos de entender la vida y la sociedad: uno está cercano al espíritu confucionista (de Confucio), más popular y sencillo; y el otro, cercano al espíritu taoísta (de Lao-Tsé), más aristocrático y orientado hacia la poesía pura, difícil de entender.

Podríamos resumir las características generales de las literaturas antiguas en:
a. Manifiestan una gran dependencia de las creencias religiosas.
b. Tienen un fuerte componente mítico y fantástico.
c. Recopilan, frecuentemente, tradiciones y leyendas anteriores.
d. Son, a menudo, obras realizadas a través del tiempo.
e. Se han convertido, a veces, en textos sagrados, con carácter preceptivo.
f. Suelen hablar de héroes, de personajes antiguos o míticos.
g. Intentan ser modelos de explicación del mundo o dar pautas de comportamiento.
SOBRE LOS PERSONAJES PRINCIPALES:

Sabemos que Edipo es el personaje principal de este drama, pues en torno a él gira la tragedia de la obra. Se caracteriza desde el primer momento por su intento de evitar el destino, motivo por el cual decidió abandonar a los que consideraba sus verdaderos padres, cuando en realidad se trataba de sus padres adoptivos. A pesar de su lucha contra la profecía, ésta acaba cumpliéndose, teniendo lugar el asesinato de Edipo a su padre y el matrimonio con su madre. Pero, realmente, Edipo es en todo momento inconsciente de sus actos, pues él no sabía que aquél hombre al que asesinó en la encrucijada era su padre, ni tampoco que su esposa era su verdadera madre. Así, intenta a lo largo de toda la obra descubrir quién es, ya que en realidad está preso en la ignorancia y desea a toda costa conocer la verdad acerca de su vida.
En un primer momento, encontramos a un Edipo dispuesto a luchar y a ayudar a su pueblo a liberarse de la terrible epidemia de peste, pero, a medida que van sucediendo los acontecimientos, observamos a un Edipo impaciente y deseoso de averiguar la verdad, motivo por el cual entra en disputa con el adivino Tiresias y su cuñado Creonte, acusando a ambos de mentirosos y traidores, especialmente a su cuñado. A partir de este momento, aparece en la obra la figura de Yocasta, quien intenta calmar a Edipo cuando éste le cuenta lo que ocurrió antes de su llegada a Tebas. Asimismo, Yocasta critica a los oráculos, pues parece ser que ya se esperaba la verdad y , por ello, intenta evitarla por todos los medios pidiendo a Edipo que se olvide de todo, que todo son engaños y suposiciones. Esto lo podemos observar en la última parte de la obra, cuando ella ya ha descubierto la verdad, antes incluso que Edipo, y entra en disputa con él: se enfurece por la misma rabia de ver cumplida la profecía y, ya desesperada y consciente de que Edipo no parará hasta conocer el resultado final, se suicida para poner punto final a las atrocidades que había cometido contrayendo matrimonio con su propio hijo. Por último, cuando aparece el pastor para contar lo que ocurrió en el monte Citerón, hecho que desvela la incógnita, encontramos a un Edipo que se lamenta de sí mismo, avergonzado, atemorizado…dispuesto a abandonar la ciudad e incluso a morir, pues ha cometido muchos males y no se considera digno de reinar Tebas. Se lamenta por sus verdaderos padres, a quienes ha arruinado la vida; se lamenta de sus hijas e hijos, que han sufrido los males que su propio padre ha cometido; y maldice una y otra vez, manifestando que para vivir aquello habría sido mucho mejor que le hubieran dado muerte de niño sus padres adoptivos, pues así nadie habría sufrido tales desgracias. De esta manera, se ciega a sí mismo para no ver a un pueblo maldito por su culpa, y pide a Creonte que haga con él lo que crea oportuno, pues no merece ni tan siquiera la vida. Podemos observar aquí la justicia de Edipo, pues, ante todo, y a pesar de que él no ha sido consciente de sus actos, valora más su familia y su pueblo que su propia vida, siendo capaz de renunciar a esta para no causar más daño al resto.

Sobre eLpersonaje de Creonte



Creonte interviene, principalmente, tres veces durante la obra. A lo largo de sus intervenciones muestra ser prudente y racional, intenta que sus decisiones sean siempre lo más justas y sensatas posible, y demuestra fidelidad a Tebas, pues siempre actúa en beneficio de ésta. En la primera intervención, la función de este personaje es la de informar qué era lo que, según los dioses, debía de hacer la ciudad de Tebas para sanar sus males. Así, en este primer momento, el papel su papel ante Edipo y ante la ciudad es meramente el de mensajero que, tras haber sido enviado al oráculo por Edipo, vuelve con el remedio de los dioses para acabar con la desdicha de la ciudad. Por esta razón, cabe decir que, desde esta primera intervención, se está posicionando en la obra a Creonte como un personaje que, de alguna manera, beneficia a la ciudad, razón por la cual podemos afirmar que este personaje se antepone a Edipo, quien, al contrario, con la sucesión de acontecimientos que llevan al cumplimiento de su maldición, no hace más que traer calamidades a la ciudad.

La segunda intervención de Creonte es una muestra clara de que se trata de un personaje responsable, justo y sensato, que no está por la labor de opinar o hablar sobre lo que desconoce y que considera que, antes de hablar, hay que pensar lo que se va a decir. Por esta razón, se puede continuar afirmando que se trata de un personaje que se antepone a la figura de Edipo, ya que éste último lo juzga, lo proclama traidor y lo acusa de querer conspirar contra él para acceder a la soberanía, sin tener apenas pruebas. Con todo, podemos considerar que, quizá, uno de los objetivos de esta intervención sea mostrar al lector que este personaje posee cualidades importantes para gobernar o actuar de manera que la ciudad obtenga beneficios y no fatalidades, tales como la justicia, la prudencia o la sensatez. Una prueba clara de esto se encuentra en la página 45 (hacia el final), donde Creonte se defiende de las acusaciones de Edipo manifestando su deseo de actuar por el bien de la ciudad y no para obtener el poder de ésta. Además, a lo largo de esta segunda intervención, en su dialogo, Creonte muestra la gran importancia que tiene para él el reconocimiento de los ciudadanos.

En su tercera intervención, Creonte, a causa de la imposibilidad de Edipo de gobernar por culpa de sus desdichas, ya tiene el mando de la ciudad y se presenta, pues, como soberano de la misma. En esta última parte/intervención, también manifiesta de nuevo esas virtudes propicias para la buena gobernación, apiadándose del desgraciado Edipo, a pesar del enfrentamiento que tuvieron. Además, se muestra deseoso de acabar con los males de la ciudad. No obstante, vuelve a presentarse con esa prudencia que le caracteriza, evidenciándose contrario a decidir sin consultar primero a los dioses.

domingo, 25 de octubre de 2009

Sófocles




SÓFOCLES
( Colona - hoy parte de Atenas- 495 a.C. -Atenas, 406 a.C.)


Unos pocos datos sobre su vida:

Hijo de un rico armero llamado Sofilo, a los dieciséis años fue elegido director del coro de muchachos para celebrar la victoria de Salamina. En el 468 a.C. se dio a conocer como autor trágico al vencer a Esquilo en el concurso teatral que se celebraba anualmente en Atenas durante las fiestas dionisíacas, cuyo dominador en los años precedentes había sido Esquilo. Comenzó así una carrera literaria sin parangón: Sófocles llegó a escribir hasta 123 tragedias para los festivales, en los que se adjudicó, se estima, 24 victorias. Se convirtió en una figura importante en Atenas, y su larga vida coincidió con el momento de máximo esplendor de la ciudad. Amigo de Herodoto y Pericles no mostró demasiado interés por la política, pese a lo cual fue elegido dos veces estratego y participó en la expedición ateniense contra Samos . Su muerte coincidió con la guerra con Esparta que habría de significar el principio del fin del dominio ateniense, y se dice que el ejército atacante concertó una tregua para que se pudieran celebrar debidamente sus funerales.
De su enorme producción sólo se conservan en la actualidad, aparte de algunos fragmentos, siete tragedias completas: Antígona, Edipo Rey, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes, Edipo en Colona y Electra.

Sófocles basa sus obras en moderados principios religiosos y sociales que rigen todo su pensamiento:
a. Existen dos esferas o dos mundos:
o La de los dioses, que determina el rumbo de la existencia humana.
o La humana, que debe seguir la dirección marcada por la esfera divina.
b. La naturaleza humana se caracteriza por el sufrimiento y la posibilidad de error, razón por la que ha de someterse al poder de los dioses. Por lo tanto, en los conflictos que surjan entre esas dos esferas debe prevalecer la norma divina y cumplirse inexorablemente.
c. De igual manera, la ciudad debe someterse a la ley divina y los gobernantes deben tener siempre presentes el orden establecido por los dioses.
Desde estos planteamientos ideológicos crea una obra dramática que marca el inicio del teatro moderno en tanto que introduce las siguientes innovaciones:
o Mayor dinamismo y teatralidad en las obras con la introducción del tercer actor.
o Diálogos más vivos, con los que se mantiene el interés del espectador.
o Resta protagonismo al coro.
o Sus personajes evolucionan a lo largo de la acción: ya no son los héroes semidivinos de Esquilo, sino seres más cercanos, dotados de mayor complejidad psicológica, enfrentados al razonamiento, a dilemas y al sufrimiento.

El linaje de Edipo

El linaje de Edipo:

consideraciones previas a la lectura de Edipo Rey.



Cuando la obra de Edipo Rey apareció en escena por primera vez en la Atenas del siglo V, los personajes y el argumento que en ella aparecían eran muy familiares para los espectadores. Eso se debe a que la historia que aparece contada en escena está tomada del fondo legendario de la Mitología Griega que a modo de cuentos o narraciones habían venido circulando, primero de forma oral y luego por escrito, desde tiempos inmemoriales. En muchos de sus elementos estas historias poseían un fondo fabuloso que los griegos habían oído relatar, ya desde pequeños.
Sin embargo, desde nuestra posición de lectores o espectadores modernos, aquellas historias que formaban parte del acervo legendario de la época clásica ya no nos resultan muy comprensibles, por lo cual es necesario informarnos sobre sus antecedentes.
Lo que primero notamos es que la estructura argumental de estas historias, convertidas en piezas dramáticas y elevadas por el poeta a la categoría de obras de arte, parece bastante más compleja que el argumento simple de cualquier cuento moderno.
La historia de Edipo, por ejemplo, está dentro de un conjunto de leyendas más extenso; por eso, su dramatización no encuentra significación plena si no es en un contexto mucho más amplio: el del triste sino trágico que, a través de varias generaciones, persigue a la familia real de Tebas, a la dinastía de los Labdácidas. Edipo es hijo de Layo y de Yocasta y, por tanto, nieto de Lábdaco. Su ascendencia se remonta hasta el propio Cadmo, el héroe que, tras consultar el oráculo de Delfos y recibir la ayuda del dios Apolo en la búsqueda de su hermana Europa, raptada por Zeus, fundó en la Fócide la ciudad de Tebas.
La historia sigue más o menos así:
Lábdaco había heredado el trono de Cadmo, pero su descendencia pronto perdería el favor divino. A su muerte, al ser su hijo Layo demasiado joven, el reinado recayó en un héroe des cendiente también de Cadmo, quien fue asesinado por Zeto y Anfión, apoderándose así del poder. Layo huyó entonces hasta las tierras de Pélope. Allí se enamoró del joven Crisipo, hijo de Pélope, (para muchos comentaristas esta es la razón del nombre de Layo, que en griego significa "el torcido o cojo", pues pasaría por ser el introductor mitológico de la homosexualidad). Dominado por la pasión, lo raptó y se unió a él, con lo que atrajo sobre sí y sobre las generaciones futuras la maldición de Pélope. Cuando los usurpadores desaparecieron a su vez, Layo fue llamado por los tebanos a ocupar el trono. Pero en adelante todos los intentos de evitar que el oráculo se cumpla resultarán inútiles. Layo, acudió al oráculo de Delfos a consultar a la pitonisa sobre su destino. La divinidad le aconsejó entonces que evitara tener hijos, pues si llegaba a tener alguno, éste le mataría a él, su padre, y se casaría con su esposa, y madre del hijo. Pero Layo y su esposa Yocasta engendraron un niño al que, nada más nacer, entregaron a un criado para que lo abandonase a las fieras en el monte Citerón (antes le habían taladrado un pie con un clavo; de ahí le viene el nombre, pues en griego "Edipo" significa "pie hinchado"). Sin embargo, el criado se apiadó del pequeño y se lo entregó a un pastor que andaba por allí para que se lo llevase lejos. Éste así lo hizo y llevó al niño a tierras de Corinto, su propio país, donde lo entregó a los reyes Pólibo y Mérope, que, como no tenían descendencia, lo acogieron como hijo propio. Creció Edipo como un príncipe de noble estirpe, hasta que ya adolescente, tras oír rumores, fue a consultar el oráculo de Apolo, quien le comunicó que mataría a su padre y se casaría con su madre. El joven Edipo, aterrorizado, decidió no regresar a Corinto. Al salir de Delfos, en una encrucijada de la montaña, se topó con un coche de caballos; al no querer ceder el paso, se produjo un altercado en el que perdieron la vida todos menos uno. El dueño del carro resultó ser Layo, el rey de Tebas. Precisamente a Tebas se dirigió luego Edipo. La ciudad estaba aterrorizada por un terrible monstruo que la asolaba. La esfinge (monstruo con cabeza de mujer, cuerpo de león y alas) que proponía enigmas y devoraba a los que eran incapaces de resolverlos; también salió al encuentro de Edipo y le propuso el enigma del animal que por la mañana camina a cuatro patas, con dos a mediodía y tres en la tarde; Edipo resolvió el enigma contestando "el hombre"; la esfinge se suicidó y el joven entró en la ciudad como un héroe salvador. Como reconocimiento a su proeza los tebanos, que se habían quedado recientemente sin rey, lo elevaron al trono y le dieron en matrimonio a la reina viuda Yocasta (precisamente el nombre de Yocasta significa en griego "la que sobresale por su hijo"). Ambos tendrán descendencia a la vez que los asuntos de la ciudad prosperan hasta que un día la ciudad se levanta en medio de una tenaz peste que amenaza con destruir a todos sus habitantes.

Como se puede apreciar, se trata de una complicada y enrevesada historia que Sófocles manejó para acoplarla a sus intenciones literarias :
-elige el punto culminante de este mito, cuando Edipo, ya siendo rey de Tebas, está a punto de descubrir todo su triste pasado: el parricidio y el matrimonio con su madre.
-hace que Edipo se castigue a sí mismo, y que Yocasta se suicide al descubrir el incesto.
-cuenta la historia como una investigación personal del personaje sobre su pasado.


sábado, 24 de octubre de 2009

ESTRUCTURA DE LA TRAGEDIA GRIEGA



La estructura que suele presentar la tragedia es la siguiente:


El Prólogo: Es simplemente una introducción, la parte en que se pone al espectador en antecedentes del argumento y se explica el "conflicto" que se va a dramatizar.

La Párodos. Con ella se iniciaba realmente el desarrollo de la acción y consistía en el canto de entrada del Coro. En este primer canto solía hacerse alusión a circunstancias previas a la acción dramática y relevantes para la misma (podéis comprobarlo en Edipo Rey)

Los Episodios. Constituían los pasajes dramáticos "intercalados entre los cantos corales" y eran partes dialogadas en las que actuaban los actores. Sófocles fue el primero que introdujo tres personajes, haciéndolos coincidir en escena; entre sólo tres actores todos ellos varones (las mujeres parece que no actuaban en el teatro) se repartían todos los personajes individualizados en la obra.

Los Estásimos. Eran los cantos del Coro que "sin moverse" de la orquestra ejecutaba acompañándolos en ocasiones de sonidos instrumentales y de danza.
Para muchos, el coro no es propiamente un actor o personaje sino que se situaba, en el plano dramático, a mitad de camino entre los actores y los espectadores: era espectador de la acción que en la escena los actores reproducen, pero también el Coro mismo, los Coreutas, o su director, el Corifeo, pueden entablar diálogo con los actores.
La misión del Coro sería la de comentar la acción dramática o la de aconsejar, o reprochar, animar o impugnar las acciones y palabras de los actores. Los cantos corales tienen, en efecto, un lenguaje poético muy cuidado, en los que se van haciendo comentarios sobre el drama: hay en ellos acumulación de imágenes y alusiones mitológicas muy difíciles de comprender a veces para el espectador moderno.
Estas dos partes (Episodios y Estásimos) se alternaban libremente en las obras.

El Éxodo. Es el canto final del Coro mientras "sale" del teatro al finalizar la tragedia. En Edipo Rey el éxodo se reduce a la despedida del Corifeo, quien, como es frecuente en la tragedia, lo hace diciendo una frase significativa con un fin de enseñanza.

El Teatro en Grecia

Algunos apuntes sobre el teatro griego

A pesar de que no es verdad que el teatro naciera en la Antigua Grecia puesto que antes se habían dado experiencias de representación simbólica e interpretativa en lugares como Japón, la India e, incluso, Egipto se suele hacer esta afirmación porque sí que es cierto que la helénica fue la primera cultura que separó aquello representado de los dioses y que situó al héroe – al Hombre, por lo tanto – como el verdadero protagonista de la escena. Se pasa del ritual religioso, o mitológico, a la contemplación. Y es que el theatron (que significa “lugar donde se ve”) tal y como lo conocemos hoy nace cuando hay una separación clara entre quien actúa y quien hace de espectador.

Los orígenes
Según Aristóteles, el origen de la tragedia está en el ditirambo, es decir, en los himnos corales en honor de Dionisos, dios en que personificaban las fuerzas misteriosas, el vino y la fecundidad agraria.
Estos himnos se hacían con un coro cantado por cincuenta hombres (o niños) y tenían un contenido más lírico que dramático; eran interpretados por un coro de cantantes y danzarines, que tenían un guía, el corifeo. En el siglo VI a.C., el mítico autor e intérprete Thespis “creó” la figura del actor, que hablaba con el corifeo y con el resto del coro. Ese fue el primer paso hacia la evolución del drama como forma independiente: poco a poco se deja de cantar y recitar para “actuar”, se incorporan otros personajes y la figura del héroe gana terreno al culto divino. Nace el teatro moderno.

Las partes del teatro; actores
El theatron , de forma semicircular, estaba dividido en tres partes fundamentales: la que ocupaban los espectadores (Koilon), la dedicada al coro (Orquesta) y la parte por dónde aparecían los actores (Skene). El espectáculo se representaba frente al templo de Dionisos. En la actualidad, los dos teatros griegos mejor conservados son el de Epidauro, en Grecia, y el de Siracusa, en Italia.

Los actores vestían de forma solemne y llevaban coturnos (calzado elevado); cubrían sus rostros con máscaras, lo que les permitía interpretar distintos personajes, entre ellos los femeninos ya que no había actrices.

Los géneros
Básicamente, se puede decir que en la Antigua Grecia existieron tres géneros dramáticos: el drama satírico, la tragedia y la comedia.
El drama satírico es muy parecido a la tragedia, sobre todo en la estructura. Aún así, se diferencia en el tono y la representación, ya que la gestualidad y la danza todavía tienen mucha importancia. Además, los coros tenían que estar compuestos obligatoriamente por sátiros, representantes de las fuerzas de la naturaleza (que han llegado a nuestros días como símbolo de las pulsiones eróticas)
La tragedia: la mecánica escénica de una tragedia clásica es algo compleja; por ejemplo, la línea argumental no es expuesta de forma continua, sino que se ve interrumpida por las actuaciones corales. A modo de nuestras óperas, una representación trágica en la Atenas del siglo V debía alternar cantos, música, escenografía con los recitados de actores, que también cantaban o semientonaban determinadas partes (que luego detallaré)
Hay muchas interpretaciones que quieren explicar por qué el término tragedia proviene de “tragos” (macho de cabra). Seguramente, aunque no se ha podido documentar suficientemente, tiene que ver con la recompensa de una cabra que obtenían los ganadores de los concursos de este género.
La comedia tiene diferencias significativas con la tragedia: las obras empiezan con el “agón”, un primer episodio de disputa dónde sale ganador quien representa al poeta y, además, en la comedia podemos encontrar la “parábasis”, cuando los componentes del coro se sacan las máscaras y se dirigen al público.

Los autores
Tres son los autores más representativos:
Esquilo es el autor trágico más antiguo (525-456 a.C.) de quien conservamos parte de su obra. Es un dramaturgo preocupado principalmente por la función del destino como guía de la vida, no sólo del hombre sino de todo su linaje. De las siete tragedias que tenemos constancia, tres de ellas (Agamenón, Las coéforas y Las euménides) forman una trilogía denominada La Orestía, sobre los crímenes familiares desencadenados a partir del sacrificio de Ifigenia. En otra de sus obras, Los siete contra Tebas, se centra en cómo los hijos de Edipo pagan las culpas de la maldición que arrastra el linaje de Layo.
Tras Esquilo, Sófocles ocupó el primer lugar en la escena griega clásica. De él conservamos también siete obras de las cuales destacan, sin duda, Edipo Rey y Antígona. En sus tragedias se advierte como preocupación esencial el análisis del dolor humano, así como la dignidad de comportamiento ante situaciones extremas. Es un teatro pesimista, muy crítico con el poder y con la obsesión de los dirigentes por la guerra. Desde el punto de vista de la evolución de la tragedia, el introducir en escena el tercer actor propició un dinamismo mayor en la acción.
Por último, de Eurípides, conservamos diecisiete obras, entre las cuales destacan Electra y Las Troyanas. Introduce la figura del cuarto actor (y, por lo tanto, la importancia del coro es ya mínima) y en sus textos vemos como la fe religiosa ha desaparecido y el Hombre, más que nunca, es el centro del mundo.
Los autores de comedia que hemos podido conocer mejor son Aristófanes y Menandro. El primero se burla de los dioses en Las nubes y de la justicia en Las avispas. Otra de sus obras más conocida es Lisístrata.
Con Menandro, de quien sólo se conocen algunos fragmentos aunque escribió un centenar de obras, el espíritu crítico se apodera del teatro y el coro, prácticamente, desaparece. Su teatro, más racional, calculado y verosímil, influyó poderosamente en la posterior dramaturgia romana, y a través de ella, en la Edad media y el Renacimiento europeos.

Bibliografía:
Luis Miguel Orbaneja García (en www.Ciudadseva)
Albert Lladó ( en www.Revista de Letras)
Literatura Universal 2ºBAC Ed. Edelvives
Historia Literatura universal, vol 1, Martín de Riquer. Ed. Planeta