martes, 29 de marzo de 2011

La segunda mitad del S. XIX

Es importante conocer la situación histórica y cultural de España en la segunda mitad del siglo XIX.


Situación histórica


- La burguesía, formada por grandes empresarios y terratenientes, es la clase dominante del país. Se instalan en el poder y se vuelven conservadores y moderados.


- Los progresistas, integrados por pequeños empresarios, artesanos y militares de baja graduación, se enfrentan al conservadurismo y a los privilegios de los ricos.


- El proletariado, clase a la que pertenecen los obreros y campesinos, intenta defender sus intereses; socialismo y anarquismo se enfrentan al sistema político dominante. La caída de Isabel II en 1868 abre el camino hacia un gobierno republicano


Situación socio-cultural


-El positivismo, corriente filosófica que surge tras los avances técnicos y científicos, propone la observación rigurosa y la experimentación como únicos métodos para llegar al conocimiento de la realidad. Se desechan las corrientes románticas en las que predominaba el sentimiento y la imaginación. Surge el realismo literario que pretende reflejar la realidad tal y como es.


- El evolucionismo es un nuevo método experimental sobre las leyes de la herencia de Méndez y la evolución de las especies. Este método pretende explicar el comportamiento del hombre. Los escritores naturalistas reflejan estas corrientes en sus obras.


Situación literaria


Los cambios sociales y las nuevas corrientes ideológicas que surgen en esta segunda mitad del siglo XIX influyen en la producción literaria. La fantasía y la subjetividad del Romanticismo, así como la expresión libre de sus sentimientos más íntimos son sustituidas por todo aquello que rodea al hombre. El Realismo y el Naturalismo sustituyen al Romanticismo.



EL REALISMO


Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado. Las características básicas del Realismo literario son:



  • Eliminacion de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.

  • Análisis riguroso de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato riguroso de que observa.

  • Los problemas de la existencia humana, componen el tema fundamental de la novela realista; esa es la consecuencia del sumo interés por la descripción del cáracter, temperamento y conducta de los personajes.

  • Surge un tipo de novela en la que se analiza minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres.

  • El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos.

EL NATURALISMO


El Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que parte con el autor Emile Zola. Esta corriente tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana.


Los escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones extremas de pobreza y marginación, y les gustaba describir los ambientes más bajos y sórdidos con el fin de poner al descubierto las lacras de la sociedad. La descripción de estos ambientes interesaba en la medida que permitía observar cómo influye un medio hostil sobre la forma de ser de los personajes y cuáles son las reacciones del ser humano en condiciones de vida adversas.



Jordi y Alba

Características de la novela realista



















En la novela realista todos los elementos narrativos componen un mundo verosímil. Algunas de sus características esenciales ya se han tratado anteriormente; no obstante, se debe precisar lo siguiente:

  • Los temas reproducen los conflictos de la sociedad de la época: las tensiones políticas y religiosas, la hipocresía social, las relaciones humanas, el mundo del trabajo o la importancia del dinero.
  • Los personajes ya no son héroes, sino individuos extraídos de la realidad cotidiana, que se eligen para ser observados. A medida que avanza el Realismo, los personajes ganan en profundidad y se percibe un mayor interés en el análisis y explicación de sus comportamientos. La novela realista otorga importancia a la figura femenina y a lo colectivo: el ambiente puede adquirir en ocasiones la dimensión de un personaje.
  • El narrador suele ser omnisciente y, debido a la importancia que tiene en el Realismo transmitir objetividad, cobra importancia el estilo indirecto libre y el diálogo, que permite a los personajes presentarse a sí mismos, sin intermediarios.
  • El argumento presenta, en general, sucesos que se conciben como un fragmento de una realidad más amplia. Por eso, es frecuente el comienzo in medias res (el relato se inicia cuando la historia ya ha empezado).
  • El espacio se corresponde a menudo con lugares verdaderos y concretos y el tratamiento del tiempo suele ser lineal, a semejanza del tiempo de la realidad. Sin embargo, se recurre a veces a la analepsis o retroceso para explicar el presente en el que se sitúa la novela.
  • El estilo se caracteriza por la precisión de las descripciones y la agilidad de los diálogos. El lenguaje tiende a la sencillez y, para dar verosimilitud a los personajes, se introducen a menudo regionalismos o coloquialismos.

Vanessa y Yeimi


Gustave Flaubert

(Ruán, Francia, 1821 - Croisset, id., 1880) Escritor francés fue contemporáneo de Baudelaire, y como él, ocupa una posición clave en la literatura del siglo XIX. En su época rechazado (por razones morales) y admirado (por su fuerza literaria) al mismo tiempo, en la actualidad es considerado como uno de los mayores novelistas de su siglo.
Era tímido e incluso extremadamente sensible y arrogante tenía una gran tendencia a la soledad y el retraimiento social. Las mismas incoherencias marcaban su físico; tenía una fisonomía robusta pero su salud no fue buena desde la infancia y padeció una neurosis.
Hijo de un médico, la precoz pasión de Gustave Flaubert por la literatura, que se inició en ella a la edad de once años, queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto.
Estudió derecho en París. Realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela Salambó.
Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.

Los viajes desempeñaron un papel importante en su aprendizaje como novelista, dado el valor que concedía a la observación de la realidad. Flaubert no dejaba nada en sus obras a merced de la pura inspiración trabajaba con empeño y precisión el estilo de su prosa. No le interesaba dejar traslucir en su escritura la experiencia personal que la alimentaba, ni se permitía verter opiniones propias.

Su primera gran novela publicada, y para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos, representa, a pesar de su propia mediocridad, toda la frustración que, según Flaubert, había producido el siglo XIX, siglo que él odiaba por identificarlo con la mezquindad y la estupidez que a su juicio caracterizaba a la burguesía.
De esa misma sátira de su tiempo participa toda su producción, incluido un brillante, aunque inacabado, Diccionario de los lugares comunes. La publicación de Madame Bovary, que supuso su rápida consagración literaria, le creó también serios problemas. Atacado por los moralistas, que condenaban el trato que daba al tema del adulterio, fue incluso sometido a juicio, lo cual lo decidió emprender a un proyecto fantasioso y barroco, lo más alejado posible de su realidad: Salambó, que relataba el amor imposible entre una princesa y un mercenario bárbaro en la antigua Cartago.
Su siguiente gran obra, La educación sentimental (1869), fue, en cambio, la más cercana a su propia experiencia, pues se proponía describir las esperanzas y decepciones de la generación de la revolución de 1848. Su última gran obra, Bouvard y Pécuchet, que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la vez terrible y tierna del ideal de conocimiento de la Ilustración.
La abundancia de los trabajos que posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo, confirma el papel central que desempeñó en la evolución del género novelístico hasta la mitad del siglo XX.
Flaubert envejeció rápidamente a partir de 1870, y parecía un anciano cuando falleció en 1880, a la edad de 58 años. Murió de una hemorragia cerebral en Croisset, pero fue enterrado en el panteón familiar del cementerio de Ruán. En 1890 se inauguró en el museo de Ruán un bello monumento de Chapu dedicado a la memoria de Flaubert.



Desirée y Gema.

La forma de entender el arte según Flaubert

El objetivo de Flaubert en el arte fue crear la belleza, y esta concepción chocó a menudo con los problemas morales y sociales que representaba retratar la realidad. Trabajó despacio y cuidadosamente, y, a medida que trabajaba, su idea acerca del arte se volvía más exacta.
Su ambición fue lograr un estilo "tan rítmico como el verso y tan preciso como el idioma de ciencia" (la carta a Louise Colet del 24 de abril de 1852).

La aportación decisiva de Gustave Flaubert a la literatura fue el uso del tópico. Flaubert percibió que el mundo, socialmente hablando, que nos rodea no está construido con realidades sino con tópicos, es decir, el mundo es el lugar de las palabras ya dichas. A diferencia de Balzac, a diferencia de Zola y los demás naturalistas, Flaubert no pretendía explicar el funcionamiento social, sino limitarse a recoger el tejido verbal que lo compone. A la materialidad del mundo se superpone el envoltorio verbal que lo hace ser humano y social. El hombre se apropia del mundo a través del lenguaje y es de ese mundo apropiado, humanizado, del que se ocupó Flaubert.
Flaubert no buscaba un estilo propio en el sentido romántico, un estilo que lo identificara como G. Flaubert. Necesitaba lograr el "discurso de todos los discursos", la palabra que, siendo nueva, no anulara las otras palabras. La obra de Flaubert es una gigantesca cita, no ya de las obras literarias del pasado -que también se introducen como parte de ese mundo-, sino de la sociedad en la que vivió. Si el mundo es un gigantesco texto polifónico, Flaubert lo recogió con esmero. Por eso Flaubert no se dedicó tanto a observar el mundo que le rodeaba, sino a estudiar a aquellos que lo habían descrito.

Repetía a menudo que no existía cosa tal como un sinónimo y que un escritor tenía que rastrear "la única palabra correcta" para concretar su idea con precisión. Pero al mismo tiempo, siempre quiso dar una cadencia y una armonía de sílabas sonoras a su prosa, para que no sólo apelara a la inteligencia del lector sino también a su subconsciente, de la misma manera que lo hace la música, así tiene un efecto más penetrante que el sentido no más de las palabras a su valor de la cara. La composición para él era una angustia real.

Para entender plenamente la intención de Flaubert quizá sea necesario empezar por el final, por Bouvard y Pécuchet, su novela inacabada, la historia de los dos burgueses que deciden dedicar su vida a la recolección de los saberes de la época. El intento desemboca en el Diccionario de Ideas Recibidas, en el que se ordenan las ideas que los hombres les incorporamos a las palabras

En cuanto a Madame Bobary, elevar lo cotidiano y lo vulgar a categorías artísticas, mediante el trabajo del estilo, reivindicar para la novela los temas de las «vidas ordinarias» y dar a la prosa la sonoridad, precisión, armonía y ritmo de la poesía, así como la claridad, rapidez y apasionamiento del drama, tales eran los objetivos que Flaubert se había propuesto para Madame Bovary y que fueron plenamente alcanzados, según observó Baudelaire, en su tiempo.
Aprovechamiento de los acontecimientos de la vida ordinaria y obsesión por la forma son las ideas clave que centran la atención del autor de Madame Bovary. Sus discípulos inmediatos y más lejanos, sin dejar de reconocer el magisterio de Flaubert, se inclinan en una o en otra dirección, dividiéndose ya en vida de Flaubert en «realistas» y «formalistas».

Pero este aislamiento en que se mantuvo Flaubert no le impidió su comunicación con la sociedad a través de su creación literaria, haciendo de su novela un instrumento de participación negativa en la vida. Su obra pone en cuestión los valores de una época y es una fuente insustituible para conocer la sociedad que la inspiró.



Alba López y Adriana Atienza

jueves, 24 de marzo de 2011

A continuación, otros dos poemas muy representativos de Baudelaire.
El primero, A una transeúnte, tiene por motivo el encuentro del poeta con una mujer anónima. En una calle bulliciosa, el poeta se cruza con una mujer. Es tan sólo un instante: el suficiente para fijarse en la esbeltez y nobleza de su figura, para captar un gesto, para intercambiar una mirada en la que se adivina el deseo . Instante vivificador, momento de luz en el que se intuye la belleza , transitoria, inaprensible; tras él, la conciencia de lo que pudo haber sido.

El segundo, Una carroña, en contraste con el primero, relaciona a la mujer amada con unos despojos en descomposición. Es la desmitificación de lo que hasta Baudelaire habían ido cantando los poetas a sus damas.

A una transeunte
La calle atronadora aullaba en torno a mío.
alta, esbelta, enlutada, con un dolor de reina
una dama pasó, que con gesto fastuoso
recogía, oscilantes, las vueltas de sus velos;

agilísima y noble, con dos piernas marmóreas.
de súbito bebí, con crispación de loco,
y en su mirada lívida, centro de mil tornados,
el placer que aniquila, la miel paralizante.

Un relámpago. Noche. Fugitiva belleza
cuya mirada me hizo, de un golpe, renacer.
¿Salvo en la eternidad, no he de verte jamás?

¡En todo caso lejos, ya tarde, tal vez nunca!
Que no sé a dónde huiste, ni sospechas mi ruta,
¡Tú a quién hubiese amado. Oh tú, que lo supiste!

Una carroña
Recuerda aquel objeto que vimos, alma mía,
en la templada mañana estival:
al doblar el sendero, una carroña infame
sobre un lecho sembrado de piedras.

Las patas en alto, como una hembra lúbrica,
destilando un ardiente veneno,
se abría de forma indolente y cínica
su vientre repleto de miasmas.

Abrasaba el sol brillaba sobre aquella podredumbre,
como para acabar de cocerla,
y devolver ciento a la Naturaleza
de aquello que uniera una vez;

y miraba el cielo al regio esqueleto
expandirse como una flor.
Hedía tan fuerte, que sobre la hierba
creíste caer desmayada.

Danzaban las moscas sobre este vientre pútrido
de donde a millares surgían
larvas que avanzaban, cual líquido espeso
por esos vivientes despojos.

Todo aquello bajaba, subía como una ola,
o se desgajaba crujiendo;
diríase que el cuerpo, de un soplo animado,
se multiplicase y estuviera vivo.

Producía ese mundo una música extraña
como el viento y el agua al pasar,
o el grano que rítmicamente se agita
y gira encerrado en la criba.

Se esfumaba todo y solo era un sueño,
un esbozo renuente a surgir,
sobre el lienzo olvidado, acaba el artista
por fin a través del recuerdo.

Detrás de las rocas, una perra inquieta
nos miraba con ojos airados,
espiando el instante de ir al esqueleto
y hozar en su carne.

Y, sin embargo, igual serás que esta basura,
que esta infección horrible,
estrella de mis ojos, claro sol de mi vida,
tú, mi pasión, ¡mi Ángel!

¡Sí! tú serás así, oh reina de las gracias,
tras el último viático,
cuando, bajo la tierra y la vegetación,
enraícen tus huesos.

¡Entonces, ¡oh mi bella!, diles a los gusanos
que a besos te devorarán,
que yo guardé la forma y la divina esencia
De mis descompuestos amores!

domingo, 13 de marzo de 2011

Baudelaire: Citas y enlaces



"La modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable."

"Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras: inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias."

A continuación tenéis algunos enlaces a páginas que contienen comentarios sobre los poemas de Baudelaire que estamos analizando

miércoles, 9 de marzo de 2011

Verlaine-Rimbaud, viviendo por la palabra .




A continuación, dos poemas de esa pareja a la que siempre se alude al hablar de "poetas malditos" y una breve reseña de su tormentosa relación.



Al final, encontraréis un enlace al trailer de la película Total Eclipse , con Leonardo di Carpio en el papel del joven Rimbaud.



Paul Verlaine :


ARTE POÉTICA



Prefiere la música a toda otra cosa,
persigue la sílaba impar, imprecisa,

más ágil y más soluble en la brisa,
que libre de lastre– ni pesa ni posa.

Que vuestra palabra tenga un indeciso
y equívoco paso, si lo decidís.

Nada más hermoso que la canción gris,

donde lo indeciso se une a lo preciso.

Detrás de los velos, las miradas bellas.

En el mediodía, una luz que oscila.
Un cielo de otoño templado perfila

un confuso azul de claras estrellas.
Matiz, claroscuro, veladura sola.
Nada de color. Sólo los matices.
El matiz compone parejas felices
entre sueño y sueño, entre flauta y viola.

Aleja de ti la punta asesina,
la gracia cruel y el rictus de hielo,

que harían llorar los ojos del cielo
con todo ese ajo de mala cocina.

Coge la retórica y amordázala.
Sujeta la rima, y dale sentido
a esa carambola de vano sonido,

que, si la dejamos, ¿hasta dónde irá?

Rimbaud : VOCALES

A negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales,

algún día diré vuestro origen secreto;

A, negro corsé velludo de moscas relucientes

que se agitan en torno de fetideces crueles,

golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas,

lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbrelas;

I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos

en cóleras terribles o embriagueces sensuales;

U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos,

paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas

que la alquimia imprimió en las frentes profundas;

O supremo clarín de estridencias extrañas,

silencio atravesado de Angeles y de Mundos;

O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos!

De Rimbaud dijo Verlaine:El hombre de suelas de viento. Es inútil perseguirlo. Tal es su velocidad que nadie lo alcanzará jamás. Ni yo lo pude alcanzar mediante el crimen.

El tormentoso amor entre los grandes poetas Arthur Rimbaud y Paul Verlaine es una de los grandes mitos sentimentales de la historia de la poesía

Cuando se conocieron en 1871 Paul tenía veintisiete años y Arthur diecisiete. Pronto sintieron el uno por el otro una fuerte atracción sexual, a la que se unió la común pasión por la bebida, la poesía y los hombres. Formaron pronto una pareja empática aunque tormentosa. Mantuvieron una relación que rozaba el delirio y la pesadilla. Tomaban hachís, absenta y ajenjo para superar los límites de la razón, del bien y del mal, y de los prejuicios sociales de un mundo aburguesado, decadente y absurdo.
Al poco de llegar a París el provinciano Rimbaud se enemistó con todos los poetas parnasianos, que lo consideraron demasiado agreste. Un poeta llamado Attal se le acercó un buen día para enseñarle unos versos que tenía escrito y Arthur le respondió con un escupitajo. Las veladas en los cafés eran desastrosas. El niño prodigio se reveló como un pendenciero, un demente y un provocador.
No le cayó bien a nadie y sobre todo no le cayó bien a la familia de Paul, que lo veían como una mala influencia y como un rival. A la mujer de Paul, desde luego, no le faltaban razones.
Fue la de ellos una relación de amor y odio que terminó de manera trágica, como trágico fue también el final de sus vidas. En los dos años que duró la relación se hicieron daño mutuamente. Hubo maltratos, lágrimas, arrepentimientos, idas y venidas por distintas ciudades de Europa, escapadas que terminaban en regresos, escándalos que se hacían públicos, dolor y sobre todo mucha locura.
Es famoso el episodio de los tres disparos de Verlaine sobre Rimbaud. De ellos se puede colegir hasta qué punto se encontraba atrapado Paul por la atracción que ejercía sobre él el niño Arthur. Tampoco sería muy descabellado opinar que Paul Verlaine debió de ser un hombre débil y contradictorio, un ser indefenso y mimado, profundamente inestable, necesitado de la autoridad permanente de un ser fuerte que lo guiara, y sin embargo inconformista, receloso y con un gran deseo de independencia. Ocurrió en Bruselas en 1873. Paul había amenazado con suicidarse varios días antes, Mamá Verlaine acudió en ayuda de su hijo, y también Rimbaud, que respondía así a las súplicas de su amigo tras la última despedida. En cuanto se vieron juntos de nuevo comenzó el tormento. Alcohol, sexo y peleas. El final se resolvió con tres disparos, la mano herida de Arthur por una bala y una condena a dos años de trabajos forzados.
Sólo se volvieron a ver una vez más, en 1875 a la salida de Verlaine de la cárcel. Para entonces ya estaban acabados. Aquella noche la pasaron de farra trincándose una borrachera antológica y una formidable pelea a puñetazos que resolvió finalmente el caos de su angustiosa relación.
El final de sus vidas se ha escrito muchas veces. Merecerían formar parte de una gloriosa antología de la decadencia de las celebridades.
Arthur Rimbaud renunció a la poesía y no volvió a escribir más. Se convirtió en uno de esos extraños seres siempre perseguidos por su destino, fue un aventurero y un hombre de acción. Así demostró una vez más que cada pocos años parecía cansarse de ser quien era. Murió a los treinta y siete años de edad y con una sola pierna, entre tremendos dolores, como consecuencia de un tumor de hueso que se le declaró en la rodilla y avanzó por todo el cuerpo velozmente.
Paul Verlaine conoció la degradación progresiva de su talento y su persona. Murió completamente sólo a los cincuenta y dos años de edad, sifilítico, borracho y arruinado.
Y si os apetece leer algo más sobre estos poetas, pinchad en el siguiente enlace:

Total eclipse (conocida como Vidas al límite en España) es una película de 1995 dirigida por Agnieszka Holland, que se centra en la relación entre estos poetas en la época de la creatividad de ambos, basándose en las cartas y poemas de ambos. El primer enlace corresponde al trailer de la película con subtítulos en español. El segundo, de alguna seguidore de di Carpio


Por último, una recomendación: si queréis disfrutar con historias apasionadas, en el libro de Rosa Montero Pasiones (Ed. Aguilar) encontraréis dieciocho casos interesantes, entre ellos el dedicado a estos dos poetas.

BIRDS IN THE NIGHT, poema de Cernuda sobre Verlaine y Rimbaud


BIRDS IN THE NIGHT
El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.

La casa es triste y pobre, como el barrio,
Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.

Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.
Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.

El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.
Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarles;
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas
obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.
Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.
"¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero, como está demostrado."
Y se recitan trozos del “Barco Ebrio” y del soneto a las “Vocales”.
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.

¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.




lunes, 7 de marzo de 2011

Las Flores del mal


Charles Baudelaire, huérfano de padre desde 1827, inició sus estudios en Lyon en 1832 y los prosiguió en París, de 1836 a 1839. Su padre adoptivo, el comandante Aupick, descontento con la vida liberal y a menudo libertina que llevaba el joven Baudelaire, lo envió en un largo viaje a las Antillas entre 1841 y 1842 (según algunas fuentes, podría haber llegado también a la India). De regreso en Francia, se instaló de nuevo en la capital y volvió a sus antiguas costumbres desordenadas. Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París con sus relaciones con Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: el Salón de 1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces, todavía muy discutido) e impuso la concepción moderna de la estética de Baudelaire. Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria. Fue así mismo pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Richard Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo. En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía las únicas existentes en francés), alcanzaban, también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales. Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Sin embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición de la obra en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos. El mismo año de la publicación de Las flores del mal, e insistiendo en la misma materia, emprendió la creación de los Pequeños poemas en prosa, editados en versión íntegra en 1869 (en 1864, Le Figaro había publicado algunos textos bajo el título de El esplín de París). En esta época también vieron la luz los Paraísos artificiales (1858-1860) y El pintor de la vida moderna, un artículo sobre Constantin Guys publicado por Le Figaro en 1863. Pronunció una serie de conferencias en Bélgica (1864), adonde viajó con la intención de publicar sus obras completas, aunque el proyecto naufragó muy pronto por falta de editor, lo que lo desanimó sensiblemente en los meses siguientes. La sífilis que padecía le causó un primer conato de parálisis (1865), y los síntomas de afasia y hemiplejía, que arrastraría hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando sufrió un ataque en la iglesia de Saint Loup de Namur. Trasladado urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla pero lúcido hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Su epistolario se publicó en 1872, los Journaux intimes (que incluyen Cohetes y Mi corazón al desnudo), en 1909; y la primera edición de sus obras completas, en 1939. Charles Baudelaire es considerado el padre, o, mejor dicho, el gran profeta, de la poesía moderna.


Estructura de Las flores del mal
a) Dedicatoria a Teófilo Gautier, poeta representativo de “el arte por el arte”
b) Introducción: Primer poema: Al lector. El propósito es el tedio que invade al lector igual que al poeta y la complicidad entre ambos
c) Spleen e ideal: poemas 1 à 85. Describen la dualidad entre el deseo de recuperar la pureza perdida y la sensación de estar enfangado en la realidad.
d) Cuadros parisienses: poemas 86 à 103. La ciudad impone al poeta su fealdad y su maldad, pero también momentos y personajes mágicos
e) El vino: poemas 104 à 108. El vino permite soñar que se accede a la liberación, al paraíso perdido.
f) Flores del mal: poemas 109 à 117. Todos los vicios que expresan la desesperación del que se contempla a sí mismo en su cuerpo y en su interior.
g) Rebelión: poemas 118 à 120. El hombre, asqueado de sí mismo, se dirige a Satanás, que representa la depravación, entre injurias y blasfemias.
h) La muerte: poemas 121 à 126. La esperanza única de salvación y la última esperanza está en la muerte.

La edición de Cátedra Mil Letras se completa con:

Los desechos: seis poemas censurados en 1857.
Nuevas Flores del Mal: diez poemas.
Apéndice: diecisiete poemas diversos.

Algunos poemas de Baudelaire





Reversibilidad


Ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia,
la culpa, la vergüenza, el hastío, los sollozos
y los vagos terrores de esas horribles noches
que al corazón oprimen cual papel aplastado?
Ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia?

Ángel lleno de bondad, ¿sabes lo que es el odio,
las lágrimas de hiel y los puños crispados
cuando su infernal voz levanta la venganza
y en capitán se erige de nuestras facultades?
Ángel lleno de bondad, ¿sabes lo que es el odio?

Ángel de salud lleno, ¿sabes lo que es la fiebre,
que a lo largo del muro del lechoso hospital
como los exiliados, marcha con pie cansino,
en pos del sol escaso y moviendo los labios?
Ángel de salud lleno, ¿sabes lo que es la fiebre?

Ángel de beldad lleno, ¿sabes de las arrugas?
¿Y del miedo a envejecer, y ese odioso tormento
de leer el secreto horror del sacrificio
en ojos donde un día los nuestros abrevaron?
Ángel de beldad lleno, ¿sabes de las arrugas?

¡Ángel lleno de dicha, de luz y de alegría!
David agonizante curación pediría
a las emanaciones de tu cuerpo hechicero;
pero de ti no imploro, ángel, sino plegarias.
¡Angel lleno de dicha, de luz y de alegría!


MI GATO


Mi hermoso gato, cabe mi corazón amoroso;

Retén las garras de tu pata,
Y déjame sumergir en tus bellos ojos,
Mezclados de metal y de ágata.


Cuando mis dedos acarician complacidos

Tu cabeza y tu lomo elástico,
Y mi mano se embriaga con el placer
De palpar tu cuerpo eléctrico,


Veo a mi mujer en espíritu. Su mirada,

como la tuya, amable bestia,
Profunda y fría, corta y hiende como un dardo,
Y, de los pies hasta la cabeza,
un aire sutil, un peligroso perfume,
Flotan alrededor de su cuerpo moreno.